domingo, 30 de septiembre de 2012

de vos me gusta
hasta el sabor de tu saliva
que cuando amanezcas me digas
"tengo más ganas de tocarte,
que de preparar el café"
Cleopatra se pone la camiseta


es la primera vez que siento el rencor
que cantan en el tango
te juro que te odio tanto
que creo que lo nuestro
debe haber sido algo fuerte

me acuerdo del futbolista
con el que me acosté en buenos aires
Él a las mujeres las llamaba "mi gangrena"
y me hacía reir mucho
porque yo pensaba lo contrario,

pero ahora sí,
entiendo eso a lo que iba.

en mi primavera,
estación en la que según Casona
está prohibido suicidarse,
vos fuiste lo más parecido
a mi cicuta.

no puedo más que pedir silencio
que se calle el coro de voces
que enchastró tanta entereza

¿cómo se animan a decir?
¿qué?

¿no pueden ver que esto que habla
es mi corazón?
¿que no hay gramática que lo contenga,
lo acune?




caí
y desde acá no puedo
sostener el pulso,
el paso de baile,
el gatillo del revólver que no tengo
ni el punch del box
al que elegí no invitarte
para no manchar de sangre
el último abrazo

porque de manchas están teñidas mis fotos,
mi piel, mi ropa

de manchas de humedad se me caen las paredes
y ni la fuerza de hacer con ellas
un bichito alado me quedan,

porque no quiero tapar con música, ni ecos
no quiero tapar con nada
esta orilla que se quedó sin rio
ni arena


porque desde acá
no puedo
más que pedir silencio

¿es tanto?

un ratito,
un hueco
un stop
una guarda frágil
para la que se sabe deshecha,
trapito de piso
franela amarilla
lisandro dice que no somos como los pájaros

yo creo que sí
me muevo como paloma,
canto como el tero,
hago nidito
y le doy de comer a pichonas

suelo echar vuelo
cuando se acerca la gente
como pan
de a miguitas
pierdo las plumas
tomo baños de sol

es cierto,
no vengo de parís como las cigüeñas
en cualquier momento
empiezo a emigrar
tengo pico fino
aunque tome las más absurdas bebidas

los gatos me quieren devorar